viernes, 14 de octubre de 2011


La leyenda del ajedrez



Cuando un matemático oriental inventó el admirable juego de ajedrez, quiso el monarca de Persia conocer y premiar al inventor. Cuenta el árabe Al-Sefadi que el rey ofreció a dicho inventor concederle el premio que solicitara.
El matemático se contentó con pedirle 1 grano de trigo por la primera casilla del tablero de ajedrez, 2 por la segunda, 4 por la tercera y así sucesivamente, siempre doblando, hasta la última de las 64 casillas.
El soberano persa casi se indignó de una petición que, a su parecer, no había de hacer honor a su liberalidad.
- ¿No quieres nada más? preguntó.
- Con eso me bastará, le respondió el matemático.


El rey dio la orden a su gran visir de que, inmediatamente, quedaran satisfechos los deseos del sabio.
¡Pero cuál no sería el asombro del visir, después de hacer el cálculo, viendo que era imposible dar cumplimiento a la orden!
Para darle al inventor la cantidad que pedía, no había trigo bastante en los reales graneros, ni en los de toda Persia, ni en todos los de Asia. El rey tuvo que confesar al sabio que no podia cumplirle su promesa, por no ser bastante rico.
Los términos de la progresión arrojan, en efecto, el siguiente resultado: dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo. 18.446.744.073.709.551.615
Se sabe que una libra de trigo, de tamaño medio, contiene 12.800 granos aproximadamente. ¡Calcúlese las libras que necesitaba el rey para premiar al sabio! Más de las que produciría en ocho años toda la superficie de la Tierra, incluyendo los mares.
Con la cantidad de trigo reclamada, podría hacerse una pirámide de 9 millas inglesas de altura y 9 de longitud por 9 de latitud en la base; o bien una masa paralelipípeda de 9 leguas cuadradas en su base, con una legua de altura. C
Para comprar esa cantidad de trigo, si la hubiera, no habría dinero bastante en este mundo.

sábado, 8 de octubre de 2011

Números y Geometría

Hacia el siglo VI a.C. la escuela pitagórica creía que  los números eran el componente esencial de todo cuanto existe. La Geometría era fundamental, las figuras geométricas eran extraídas de la realidad y los pitagóricos ligaron aún más números y formas geométricas descubriendo los llamados números poligonales o figurados.
Si a un número lo representamos con puntos o con bolitas de papel (o con piedrecitas como hacían los pitagóricos) será triangular si podemos construir un triángulo equilátero con ellos. Será cuadrado cuando se pueda construir un cuadrado, pentagonal cuando se pueda construir un pentágono, etc. En la siguiente tabla se representan los distintos tipos:

Así, el 3 es un número triangular, como también lo es el 6. El 4 es cuadrado, como lo es el 9 y así sucesivamente.
De esta manera, no solo todas las cosas eran en esencia números, sino que los números eran, además, cosas. Manejando los números de esta manera se obtienen resultados fáciles de entender cualesquiera que sea los símbolos que utilicemos para representarlos.

Las preguntas para mis alumnos de 1º ESO ahora es:
  1. ¿De qué tipo son el 12, 16, 15 y 17?
  2. ¿Hay algún número con el que se puedan hacer dos polígonos distintos? 
  3. Los números cuadrados son una potencia de exponente 2. ¿Cuántas bolitas tenemos que añadir a un cuadrado para obtener otro?
  4. En base a la cuestión anterior, ¿cómo podemos obtener un número cuadrado a partir del anterior?
Los pitagóricos descubrieron que todos los cuadrados perfectos son la suma de números impares consecutivos comenzando por el 1.